La arquitectura de la boca está conformada por una serie de piezas dentales que interactúan entre sí y tienen una función específica. Asimismo, la articulación tempero-mandibular, musculatura masticatoria, lengua y huesos maxilares forman parte de un sistema interconectado. Todo este sistema (sistema estomatognático) tiene funciones en el procesamiento alimentario, descomponiendo físicamente los alimentos para una mejor digestión.
Del mismo modo, la boca es una parte indispensable e insustituible en el sistema respiratorio, del habla y de la comunicación. Se ha determinado que las piezas dentales sumadas al resto del sistema bucodental influyen en el sistema nervioso, muscular y óseo. Los dientes, como principal instrumento de este sistema, tienen funciones que están conectadas al desarrollo integral humano.
La pérdida de un diente puede producir un desajuste en el delicado equilibrio del sistema creando desbalances que pueden afectar a todo el estado de salud general. Además de una pérdida de la armonía mecánica en el procesamiento de los alimentos, la pérdida dental produce alteraciones de diferente índole.
Muchos pacientes presentan alteraciones en el habla, respiración y tensión de los músculos faciales, cervicales, trapecios y de la zona del cuello. Estas alteraciones pueden derivar en migrañas, fatiga ocular y otras dolencias asociadas. Todas estas afecciones se presentan sin considerar además, la afectación en la autoestima, seguridad personal y sentimiento de autoconfianza. Estos elementos aunque son subjetivos y multifactoriales se exacerban por la pérdida dental. Además, a nivel más concreto, la pérdida de dientes conlleva migración de los dientes adyacentes y pérdida de hueso, lo cual hace que, a mayor tiempo desde la pérdida del diente, más compleja se va haciendo la posible solución al problema.
En todo este este escenario, los especialistas en implantes dentales han estudiado las causas y consecuencias de las pérdidas dentales. En este sentido, han entendido que es imposible analizar las consecuencias si previamente no se han conocido las causas.
¿Por qué se puede perder un diente?
La pérdida de piezas dentales, a excepción de aquellas causadas por traumatismos, es la última fase de múltiples enfermedades dentales y gingivales. La falta de prevención, diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado pueden acelerar estas enfermedades.
En algunos casos muy avanzados, la pérdida del diente es un proceso imparable e irremediable contrariando el principio de la odontología de la preservación dental. Aunque en la mayoría de los casos, las pérdidas obedecen a una multitud de factores, estas son las causas más comunes:
- Caries profundas: La infección bacteriana que producen las caries pueden llegar a las estructuras interiores del diente y afectar la raíz, afectando su estabilidad.
- Periodontitis: La enfermedad periodontal, gingivitis avanzadas o otras causas pueden generar una infección bacteriana en el tejido gingival profundo. Es a lo que se le conoce popularmente como «piorrea«
- Desgastes severos: Debido a problemas funcionales (oclusión) pueden producirse desgastes en los dientes, los cuales si no son tratados, pueden hacer que cuando se acuda a consulta ya sea demasiado tarde para salvar las piezas dentales y haya que hacer extracciones.
Consecuencias de la pérdida dental
La pérdida de una pieza dental ocasiona irremediablemente un cambio en todo el sistema bucodental en búsqueda de compensar la falta de una de sus partes. En la mayoría de los casos, estas consecuencias se evitan con la colocación de implantes dentales. Sin embargo, esta sustitución debe hacerse de forma acelerada antes de agravar las consecuencias y que el tejido óseo se reabsorba de forma irreversible. Las consecuencias inmediatas de la falta de piezas dentales, son:
Alteraciones de la arquitectura bucodental
Cada diente tiene una función, un objetivo y una contribución al sistema general. Este diseño orgánico se llama arquitectura bucal y se ve afectada por la pérdida de dientes.
Alteraciones en la mordida y desplazamientos
Como consecuencia de las alteraciones arquitectónicas de la boca, los dientes tienden a compensar la falta con otras piezas. Este fenómeno produce desplazamientos y migraciones de las piezas dentales que alteran la mordida y la oclusión dental.
Aumento de la tensión temporomandibular
La articulación temporomandibular, los músculos faciales y el resto de la musculatura de la cabeza sufren alteraciones por la pérdida dental. Estas alteraciones producen un aumento en la tensión muscular, algunas veces dolorosa.
Alteraciones del habla, alimentación y respiración
La pérdida de un diente produce una alteración psicológica importante en algunas personas. Asimismo, produce alteraciones fisiológicas por daños en la función alimenticia, el habla o la respiración.
En grandes poblaciones, la pérdida de dientes se multiplica exponencialmente. Es por ello que los implantes dentales en Sevilla se presentan como la solución más eficiente y sostenible en el tiempo. La prevención y el tratamiento temprano en la clínica dental es la forma más efectiva de frenar la pérdida dental y sus consecuencias.